Eternity

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Estaba caminando detrás de Jun, por un pasillo verdaderamente oscuro, mientras le seguía, en mi cabeza surgían dudas, veía a la Milo de antes y a la de ahora en unas rápidas imágenes. Me preguntaba cómo se podían parecerse tanto…

Retiré esos pensamientos con un sacudido de cabeza. Ahora lo más importante era pensar en Ohno. ¿Que me haría? La verdad es que he puesto en peligro a todos nosotros… pero fue un impulso, no pensé ni lo que estaba haciendo, fue como si un imán invisible me arrastrara hacia ella…

Otra vez estaba pensando en ella… Puse mis manos sobre mi cabeza y me revolví el pelo.

Intente guiar mis pensamientos hacia Ohno. Recordé que Ohno era muy duro, por una cosa pequeña podría hacer realidad tu peor pesadilla…

Un intenso miedo se apoderaba de mí. Yo había incumplido una importante norma, esa norma era no mostrar los que podíamos hacer a los demás... Yo había entrado y aparecido de repente en la casa de esa muchacha, sin haber utilizado llaves, o haber entrado por una ventana… Ella ha podido descubrirme.

Nosotros teníamos la obligación de actuar como personas normales para evitar ser descubiertos.

Pero ella se desmayo y seguramente no se dio cuenta de nada.

Le podría explicar a Ohno que ella cree que es un sueño, que no se había dado cuenta de nada… Imposible yo ya conocía bien a Ohno… él no se contentaba con decirle solo eso, yo sería muy duramente castigado.

Me paré en medio del oscuro pasillo ¿y si no la volvía a ver?

Jun también paró al ver que no le seguía.

- Jun: ¿Qué pasa? ¿No te he dicho que no tengas miedo, que voy a estar a tu lado?

- Aiba: Lo sé, pero hay algo que me preocupa…

- Jun: Vamos! Ya lo podrás resolver más tarde, esto es más importante

¿Más importante? ¿Qué sabrá el lo que es más importante para mí?

Otra vez ese recuerdo que tanto quise olvidar vino a mí… Vi a una Milo carbonizada echada en el suelo, ella tenía la piel muy oscura, como quemada… Su vestido estaba roto y con grandes agujeros. Y el anillo que hice para ella, estaba tirado en el suelo cerca de ella…

Miré el anillo, el cual ahora se encontraba en mi mano.

Jun me agarró de la manga de mi chaqueta y tiro para que yo siguiera avanzando. Pero yo no me moví, mi vista se fijo en el suelo, empezaron unas nuevas lágrimas resbalando por mis mejillas.

- Jun: ¡¿¿Qué….??!- Su cara tenía una expresión de sorpresa, sus ojos estaban muy abiertos y sus cejas estaban elevadas más de lo normal.
Retiré su mano de mi manga y dije:

- Aiba: Lo siento Jun…

Di la vuelta y salí corriendo de la casa. Sé que Jun se había decepcionado, pero no podía hacer otra cosa, quería volver a verla aunque fuera por última vez.

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Jun todavía seguía con la cara de asombro.

- Jun: ¿Pero qué demonios está pasando? Nunca había visto comportarse a Aiba de esta manera… ¿Se estará volviendo loco? ¿O acaso no confía en mí? Pero que estoy diciendo… si ya se ha ido, ya puedo dejar de actuar.

Su cara cambió mientras veía a Aiba alejarse. Su cara paso de una de asombro a una cara malévola.

- Jun: Bueno… Será mejor que vaya a ver al líder…

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- Milo: Ya está!!! Ya tengo mi nueva foto!

Le di un beso en el lugar donde se encontraba los labios de Aiba, después del beso me dirigí a la cama para volver a colocar la nueva foto debajo de la almohada.

- ¡Ala! Estaba tan metida en mis pensamientos que se me ha olvidado ir al servicio. ¡Dios! Me meo, me meo, me meoo! – Salí corriendo hacia el baño.

Después de haber hecho mis cositas me lavé las manos y volvi hacia la habitación, cuando miré hacia la cama no podía creer lo que estaba viendo…

Estaba perdiendo la conciencia…

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Me levanté rápidamente de la cama y antes de que Milo cayera al suelo, la cogí.

La lleve hacia la cama, la puse echada y me tumbé a su lado, cogí su mano con delicadeza y vi que tenía un anillo distinto.

Observé detenidamente su cara, se parecía tanto a ella….

Es tan hermosa…

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Jun llamó suavemente a la puerta.

- Pasa – Se oyó una voz realmente cabreada…

Jun abrió la puerta y entro era una enorme sala de estar, estaba iluminada por una gran chimenea de estilo rustico, la temperatura era agradable, seguro que si te echabas te quedarías dormido en un minuto. Allí se encontraban los demás miembros de Arashi, Sho estaba con una cara de preocupación que no era habitual en él (siempre solía estar sonriendo), se encontraba sentado junto a Nino.

Nino tenía la mirada perdida, parecía que no estaba en este mundo…

- Me pregunto porque les importa tanto Aiba…- Lo dijo para sí, sin que lo oyera nadie.

Jun miro a Ohno que se encontraba enfrente de la calurosa chimenea, tenía las manos enlazada detrás de la espalda.

Ohno se giró lentamente y clavo la vista en Jun, la mirada de Ohno era inhumana, sus ojos reflejaban el fuego de la chimenea y eso ponía los pelos de punta

Un escalofrió recorrió la espalda de Jun

- ¿Dónde está? – La voz de Ohno era amargada.
- E-e-et-etto… Se ha ido
- ¡¡Que!!- Su voz se oyó como un rugido.
- Él ha debido de ir a casa de esa chica otra vez…

Jun sacó la fotografía de Aiba de su bolsillo, la cual antes había pertenecido a Milo. Ohno se acercó y la cogió. Un grito de furia sonó por todo el apartamento...

Sho miró sorprendido a Jun.

Jun tenía dibujada una maléfica sonrisa en su cara…

CONTINUARÁ!